La rocambolesca historia de Ramon Fontserè
APROVECHANDO el estreno en el Teatro Olimpia de Huesca de El coloquio de los perros, adaptación de Els Joglars de la novela ejemplar, el pasado sábado 1 de febrero se organizó un vermú literario en el que se presentaron dos libros: La rocambolesca historia del transportista Pere Bitxo, de Ramon Fontserè, publicada por Tropo, y una nueva edición de la mencionada obra cervantina, lanzamiento de Nørdica.
El acto tuvo lugar a mediodía, en el lujoso vestíbulo del restaurado local, y contó con la participación del propio Fontserè, de Óscar Sipán (Tropo Editores), de Antonio Santos, ilustrador de El coloquio, y de Jesús Arbués, director artístico de Producciones Viridiana y director artístico y de producción de la Feria Internacional de Teatro y Danza de Huesca. La gripe impidió que nos acompañara Diego Moreno, editor de Nørdica. (A Miguel de Cervantes también le resultó imposible acercarse).
Como no podía ser de otra manera, se alcanzó el lleno absoluto.
El sucesor de Albert Boadella en la dirección de Els Joglars se destapa con su Pere Bitxo como un escritor costumbrista que camina por la senda del esperpento valleinclanesco para describir personajes y situaciones que retratan una Cataluña profunda, que también existe, y que, si viviera Luis García Berlanga, probablemente ya estaría escribiendo un guion para llevar la historia al cine, trabajo este que facilitaría mucho el tiempo presente que utiliza el narrador para contarnos la historia.
Fontserè escribió esta novela en catalán, idioma en el cual recibe el título de Visca la terra, y de cuya traducción al castellano se encargó Carles Alcoy.
El transportista y su vieja furgoneta, que sirve para transportar tanto mercancías como personas (vivas o muertas), actúan como fuerza centrípeta para aglomerar al resto de los pintorescos personajes que van desfilando por las páginas de esta novela coral cuya trama se va (des)arrollando entre una caterva de minidesastres: un incendio, una inundación, un infarto cuya víctima acabará rematada por un homicidio involuntario…
«Debo [de] llevar una carga de unos…, grosso modo, cuatrocientos treinta kilos de pecado».
(Los corchetes son míos: la frase debería llevar la preposición para indicar posibilidad).
Según confesó el autor, los personajes son reales ―algunos todavía viven―: guardias civiles y mossos d’esquadra, un inmigrante, un drogadicto, prostitutas, un cliente y su celosa y vengativa mujer que, a perdigonazo limpio, intenta buscarle la ruina al Complicité, local donde, además de ejercerse la más antigua profesión del mundo, dos travestís, Indíbil y Mandonio, ofrecen un espectáculo de varietés de dudosa catadura moral…
Agítense todos estos ingredientes en una coctelera y léase de un solo trago, si es que por el camino la risa no consigue atragantarte.
De El coloquio de los perros no escribiré nada hoy, excepto que, cuando hace muchos años lo leí, también pasé un buen rato con las perras vidas de Cipión y Berganza.
…à suivre.